PRIMERA REGLA
ADQUIRIR SERENIDAD INTERIOR
El Alma Humana para llegar a recibir los Misterios de la Luz y poder subir al Reino del Inefable, debe previamente alcanzar la serenidad interior, que no consiste en una falsa o circunstancial calma, si no en la plena transformación de los defectos, causantes del desequilibrio, desorden, arritmia, ignorancia, deformación, muerte, etc. para que en lugar de las corrientes tenebrosas que esos males atraen, el Iniciado se colme de Luz, integrado con su Naturaleza Divina.
SEGUNDA REGLA
AMAR A LA HUMANIDAD
El verdadero Amor por la Humanidad debe patentizarse en un desinteresado como permanente servicio para sustraerla de su estancamiento psicológico, proveyéndole informaciones y técnicas que conlleven efectivamente a realizar este loable propósito. Hay que romper con rivalidades, competencias, enemistades, odios, repulsiones que se puedan sentir por los demás, haciéndose merecedor el Iniciado de alcanzar los Misterios de Luz, pues es muy fácil para cualquier demonio inclusive, devolver favores y hasta afectos a quienes los otorgan, mas, cuán difícil resulta para quien no es Iniciado, soportar siquiera la presencia de quien le infirió algún daño o le guarda antipatía y/o rencor.
TERCERA REGLA
SER MANSOS DE CORAZÓN
Los mansos de corazón heredarán el Reino de Luz, y para lograr encarnar esta Virtud, se requiere transformar todo el mal que el individuo lleve en su interior.
CUARTA REGLA
SER PACÍFICOS
El Iniciado debe encontrar la Paz más perfecta, como resultado de transformar la guerra interior que provocan los egos, los mismos que se hallan en permanente pugna por establecer su hegemonía. Cuando el Ser es el centro de la Vida, reina la Paz y la Armonía que llevan al Laborante a merecer los Misterios, pudiéndose coronar como Soberano en el Reino de la Luz.
QUINTA REGLA
SER MISERICORDIOSOS
Hay que llegar a colocarse en el lugar de los que sufren para comprender verdaderamente la urgencia de ser caritativos y misericordiosos; dejar las comodidades que nos rodean, mismas que pueden estar obnubilando la correcta percepción de la realidad; emular de algún modo el ejemplar acto de sacrificio desinteresado por la humanidad, tal como lo hiciera el Budha Sidharta Gauthama, pues no se puede comprender, menos aún enseñar respecto al dolor, la miseria, el hambre, la enfermedad, y hasta la muerte, si es que no se ha experimentado sus consecuencias, teniendo de tal modo la convicción de lo que se predica, y no para especular morbosamente sobre estas angustias de la existencia, si no para poder señalar, a quienes les interese, el camino que conduce a la feliz liberación de estos tormentos materiales, pues de la Re-Evolución Humana es que trata en suma la Misión Cósmica por los infinitos Universos. Esto para los entendidos constituye el auténtico “tijitli” y para aclararlo, es nada más y nada menos que la Caridad Consciente.
SEXTA REGLA
ENTREGAR EL ALMA A DIOS
El Alma Humana, aún pareciendo inmortal, si acaso no se la llega a fundir en una sola Esencia con el Alma Divina, aquélla corre el gravísimo riesgo de perderse; por ello, hay que brindar su concurso para padecer todas las ordalías iniciáticas que la conducen a su total Kristificación.
SÉPTIMA REGLA
ATENDER A LOS POBRES, ENFERMOS Y DEPRIMIDOS
Se debe atender a los pobres con verdadera caridad, esto es, en forma consciente, para evitar caer en los despropósitos del pernicioso paternalismo, la limosna irresponsable, el apoyo incongruente, la asistencia innecesaria y hasta perjudicial.
De igual modo, hay que tener compasión por los enfermos, procurando combatir el origen de sus males, esto es, enseñando a los interesados a contemporizar con la Suprema Ley, para que logren pagar de modo más suave sus correspondientes deudas karmáticas, pudiendo luego intervenir el Mago terapeuta transmitiendo efectivamente la Celestial Medicina a que se hayan hecho acreedores los elementos rescatados de las tinieblas y la muerte, según los méritos acumulados, hacia la Luz y la Vida.
Cuánto gana en Dharma el Iniciado que sabe ser comprensivo, paciente, optimista y cargado de Fe, para alentar con animoso Verbo a quienes padecen depresión, desesperanza, angustia y desconsuelo, pudiendo de este modo auxiliar a quienes carentes de Fe, permanecen en la materia como muertos vivientes, aguardando únicamente la desencarnación, e insuflarles con su prédica y ejemplos la voluntad consciente para alcanzar los Misterios de la Luz.
OCTAVA REGLA
AMAR A DIOS POR SOBRE TODAS LAS COSAS
El Iniciado debe saber amar a Dios por encima de todas las cosas, para merecer los Misterios y ascender al Reino de Luz; pero es bueno enfatizar que no se puede adorar a Dios desconocido e ignoto del que todos provenimos y que es el Glorioso Creador y Ser Uno del Absoluto, si acaso previamente no se ha llegado a sentir la Voz y el accionar del Dios Íntimo que llega a encarnar el Iniciado, al cual se debe obedecer, respetar y amar, sin excusas ni aplazamientos de ninguna especie.
NOVENA REGLA
SER JUSTOS
Quien se mantiene en la injusticia, es lógico comprender que se le haga imposible encarnar los Misterios de Luz, siendo incapaz de ascender al Reino de las Alturas; por consiguiente el Aspirante sensato debe revestir todos sus actos, pensamientos, palabras e intenciones de la más amplia Justicia y equidad.
DÉCIMA REGLA
SER BUENOS
El bien debe realizarse espontáneamente, alejado de mezquindades, cumpliéndolo sin esperar o tomar en cuenta recompensas, retribuciones u otros oscuros intereses, porque se desnaturaliza, dejando ya de ser tal, entrando en el campo del utilitarismo egoísta y malsano.
Para merecer subir al Reino de las Alturas, el Iniciado debe ser realmente bueno, prodigando enseñanzas, curaciones, servicios, afectos, amistad, jovialidad, optimismo y todo aquello que conduzca a revalorizar constantemente la propia vida y de cuantos le rodean, sean familiares, amigos, vecinos, cofrades, o simples desconocidos de circunstanciales encuentros, y extender estos beneficios hasta a los propios enemigos, cuando los hubiere, pues llegan a surgir no obstante la actitud armoniosa que caracteriza al aspirante o adepto de los Misterios de la Luz.
UNDÉCIMA REGLA
RENUNCIAR A TODO LO MATERIAL
Mientras el aspirante se halle embelesado con las ilusiones del mundo, su hipnótica fascinación por las innumerables ataduras materiales le mantendrá alejado de los Misterios de la Luz, sin poder arribar a su Glorioso Reino.
POR TANTO:
Al igual que para el avisado aspirante, como para el Laborante avanzado, válganle las precedentes Once Reglas del procedimiento transformador al que deberá sujetarse todo practicante serio, si es que en verdad quiere ser digno de llegar a merecer los Misterios de la Luz y su Celestial Reino.
Estas son sus respectivas referencias kabalísticas: Once (11=1+1=2) que es igual a la Misericordia que otorga la Madre Virginal en pro de sus Hijos que buscan salir de las tinieblas, pudiendo pagar masivas deudas karmáticas en forma suave o simbólica, en lugar del rigor que correspondería a tal o cual trasgresión de las Leyes.
CON INFINITO AMOR Y ESPERANZADORA FE POR LA HUMANIDAD:
V. M. K. ARKAOM ZANONI PHIDLUZ, EL TAWA MANÚ, en la materia: DAVID SERRATE PÉREZ
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, Julio 16 del Año común 2011, día de recordación de las glorias de la ciudad de La Paz, Bolivia, 202 años atrás y que fue establecida con el original y sugestivo lema: “LOS DISCORDES EN CONCORDIA, EN PAZ Y AMOR SE JUNTARON, Y PUEBLO DE PAZ FUNDARON PARA SU PERPETUA MEMORIA” filosofía y práctica hoy ignorada exprofesamente por la bestialidad materialista reinante, y que debe concluir, amparándose en la Majestad de su Patrona Divinal, la Virgen del Carmen, con cuya amantísima Misericordia, puede y debe gestionarse trascender el karma particular de todo pecador arrepentido.
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