ZARAKIEL

TE ADVIERTO QUE QUIEN QUIERA QUE FUERES, ¡ OH TU ! QUE DESEAS SONDAR ARKADIOS DE LA NATURALEZA; QUE SI NO HALLAS DENTRO DE TI AQUELLO QUE BUSCAS TAMPOCO PODRAS HALLARLO FUERA. SI TU IGNORAS LAS EXCELENCIAS DE TU PROPIA CASA ¿COMO PRETENDES ENCONTRAR OTRAS EXCELENCIAS?

EN TI SE HALLA OCULTO EL TESORO DE LOS TESOROS.

¡ OH HOMBRE, CONOCETE A TI MISMO !



viernes, 24 de febrero de 2012

PISTIS SOPHIA 45.0 ANDRÉS INTERPRETA EL SEXTO ARREPENTIMIENTO DE SOFÍA

45.0 ANDRÉS INTERPRETA EL SEXTO ARREPENTIMIENTO DE SOFÍA

            45.1 Andrés interpreta el Sexto Arrepentimiento según el Salmo 129 (Actual 130)

            Sucedió entonces, cuando Jeú hubo terminado de decir estas palabras a sus Discípulos, que él les dijo: ¿Entendéis de qué manera IO discurro con vosotros?

            Andrés se adelantó y dijo: Mi Señor, concerniente a la solución del sexto arrepentimiento de Sofía Tu Poder-Luz profetizó anteriormente a través de David en el Salmo ciento veintinueve, diciendo:

            Andrés es el decidido Discípulo que, cual ocurre simbólicamente en la Obra Arquetípica,  siempre se adelanta confiado en el Ser para vencer la indefinición claramente marcada por el seis, mismo que conduce al loco apasionado hacia un extremo, ora al otro, con desastrosos resultados de total esterilidad.

            En este caso específico, Andrés alegoriza al hábil Laborante que ha desarrollado plena capacidad transmutatoria de la Energía Primordial, obteniendo el verdadero discipulado (Salmo 129=1+2+9=12) al salir triunfante del infierno jupiterino (Sexto Arrepentimiento). 

            “1. Desde las profundidades he llorado a TI, ¡Oh Señor!”

            El Alma compungida clama desde el caos a Dios íntimo para obtener el perdón.

            “2. Escuchad mi voz; deja que Tus oídos acudan a la voz de mi súplica”.

            La súplica al Ser que emite el Operante es para obtener su auxilio.

            “3. ¡Oh Señor!, si Tú atendiste mis iniquidades, ¿Quién será digno de pasar?”

            El Ser extiende una valiosa parte de su Divina Naturaleza constituyendo el Intercesor Elemental, con la finalidad de favorecer a su materia protegiéndola constantemente contra todas las asechanzas del ego pluralizado; El Laborante prudente, sabe escuchar y obedecer, acatando este resguardo maravilloso, obteniendo la dignidad de trascender cuanta prueba se le presente.


            “4. Porque el perdón está en Tus manos, por amor a Tu Signo he esperado por TI, ¡Oh Señor!”

            Merced a esta Providencia precautoria, el Laborante despierto evita caer en infinidad de errores, y para los transgresores, cuando el arrepentimiento es sincero, el Ser otorga al hijo su misericordioso perdón.

            “5. Mi Alma ha esperado por Tus palabras”.

            Pistis Sofía aguarda con verdadera ansiedad y fervor el Poder de Luz, para que el Verbo Divino se haga carne en su naturaleza.

            “6. Mi Alma ha tenido esperanzas en el Señor desde la mañana hasta la noche. Deja que Israel tenga esperanzas en el Señor desde la mañana hasta por la noche.

            Pistis Sofía, pese a las angustiantes pruebas que debe soportar en los infiernos de Júpiter, donde tienen asidero los más nefastos actos nigrománticos,  jamás debe perder la Fe, y más bien, insuflada de consciente seguridad, mediante su Pirámide íntima, debe acudir por salvación a la mismísima Luz de las Alturas.

            “7. Porque la Gracia permanece ante el Señor y en Ella hay gran redención”.

            El Alma Humana obtiene, en comunión con su par Divina, la pureza que a ésta le es inherente como constitutiva del Ser, y a cuya causa prodiga al Adepto perseverante la bendición redentora.

            “8. Y Él librará a Israel de todas sus iniquidades”.

            El Padre-Madre en unión con el Hijo Salvador, constituyen la Pirámide de Is-Ra-El, portadores de redención para el Bodhisatwa levantado, que padecía por infringir las Leyes de Karma y Katancia, los efectos esclavizantes y tormentosos del ego pluralizado y agigantado como Guardián del Umbral.

            45.2 Jeú encomendó a Andrés. Prometió que los tiranos serían juzgados y consumidos por el fuego Sabio

            Jeú le dijo: Bien dicho, Andrés, bendito. Amén, Amén, IO te digo: te perfeccionaré en todos los Misterios de la Luz y todas las Gnosis desde los interiores de los interiores hasta los exteriores de los exteriores, desde lo Inefable descendiendo hasta la oscuridad de las oscuridades,  desde la Luz de las Luces descendiendo a la densidad de la materia desde todos los Dioses hasta los demonios, desde todos los Señores descendiendo hasta los decanos, desde las autoridades descendiendo hasta los servidores, desde la creación del hombre descendiendo hasta las bestias salvajes, el ganado, y los reptiles, con el objeto de que tú puedas ser llamado el perfecto, perfecto por entero.

            Jeú Mikael después de felicitar a Andrés por su magnífica exposición develadora de los Misterios, le promete perfeccionarlo haciéndole comprender y realizar dentro de sí todas las Luces contenidas en las Gnosis más sublimes, mismas que abarcan desde la Sabiduría del Ser de los Seres hasta su encarnación en la más densa de las materias, cumpliéndose así el axioma hermético que asegura; “Tal como es arriba, es abajo”.

            Con lo expuesto, se tiene suficiente fundamento como para superar  la inmadurez de considerar  impropiedad y herejía, el afirmar de que hasta Dios Excelso de las Alturas, Luz de las Luces Supremas, desciende a los infiernos más profundos, donde habitan involucionando -entre los más terribles demonios y las bestias más feroces-  dioses,  ángeles, arcángeles, querubines, devas, señores, manes, decanos, arcontes, etc., sólo que éstos -arrastrados por la gravedad de sus Karmas- no pueden escapar a la vorágine de la mecánica regresiva, mientras que el Inefable o el Adepto de la Blanca Hermandad, así como descienden voluntariamente al caos, tienen el poder para emerger de la singular cueva al conjuro de la poderosa clave “Ábrete Sésamo”

            Aclaro que el Laborante que baja al caos, lo hace con la específica finalidad de obtener la superlativa purificación, una vez que ha triunfado sobre la legión de sus egos; esta Labor sólo es posible realizar operando con la Magia de las Runas Gibur y Hagal, esto es, Andrés íntimo  liberándonos mediante la Cruz en movimiento.

            Aquí se hace imperioso complementar el poder de la Runa 27 que siendo la Ching, tiene a Pedro como Apóstol resucitado en la Alquimia, floreciendo con su equilibrante esplendor en la Obra Íntima al impulso mántrico Cham Gam, que nos conduce al interior de los interiores de nuestra Tierra Filosofal, y  que, merced a la decapitación transformadora de los egos en Luz, nos eleva a los goces de la auténtica Amistad, evitando desfallecer ante las narcisistas tentaciones que en deslucida egolatría, destruyen el mágico aroma de la Real Armonía que debemos vivenciar gozosos con todo cuanto el Cielo ha dispuesto a nuestro alrededor.

            Amén, Amén, te digo: en la región donde IO habré de estar en el Reino de mi Padre, tú también estarás conmigo.

            Jeú Mikael confirma a Andrés (La Cruz del Edén, de la Senda o de los Andes, la Cruz del Sur) que en el Reino del Absoluto donde estará como Kristo Cósmico, también Él estará a su lado, como eterno Símbolo purificatorio.

            Y cuando el número perfecto se haya cumplido, de tal forma que la Mezcla deba ser disuelta, daré mi comando para que ellos traigan todos los dioses tiranos, quienes han abandonado la purificación de la Luz, y daré mi comando al fuego sabio, sobre el cual el perfecto pasa para devorar aquellos tiranos hasta que culminen la última purificación de su Luz.

            Merced a la intervención del Gran Receptor de la Luz que es el Glorioso Melkisedek, cuya cifra kabalística está signada por la influencia del número Nueve, se cumple en la esfera del Caos Primordial la conversión de la Sagrada Mezcla de la pareja laborante en el símbolo perfecto que es el Diez (1=Hombre+0=Mujer, 1+0=10=Dios) y así el Andrógino Divino recibe potestad, primero: para atraer hacia la Luz a todos los transgresores que se habían apartado de la Ciencia Pura, y después sublimar en sí el Poder del Fuego  hasta convertirlo en Luz Excelsa, labor que corresponde al sexto Arrepentimiento,  mediante el cual se llega a transformar definitivamente a los egos brujescos y nigrománticos, en el Poder Taumatúrgico del Iniciado, como feliz consecuencia de purificar éste sus infiernos jupiterinos.  

            45.3 María interpretó las palabras de Jeú Mikael

            Sucedió entonces, cuando Jeú hubo terminado de decir estas palabras a sus Discípulos, que él les dijo: ¿Entendéis en que manera IO os hablo?; María dijo: Sí Señor, IO he entendido la palabra que nos has relatado. Concerniente entonces a la palabra que Tú has hablado: Al momento de la completa disolución de la Mezcla deberás tomar Tu asiento sobre un Poder-Luz, y Tus Discípulos que somos nosotros, nos sentaremos a Tu derecha y Tú juzgarás a los dioses tiranos, quienes no han logrado la purificación de su Luz, y el   Fuego sabio les morderá, hasta que ellos dejen liberar la última Luz en ellos; entonces, concerniente a estas palabras, Tu Poder-Luz profetizó anteriormente a través de David en el Salmo 81 diciendo: “Dios se sentará en la asamblea de los Dioses y probará a los Dioses”. Jeú dijo a ella: Bien dicho, María.

            La Madre Bendita particular, con su Gracia y Pureza, tiene la potestad de penetrar los enigmáticos Misterios que corresponden a los Tesoros del Pleroma, los que devienen precisamente de la sutil composición de la Mezcla.

            Cuando la Sustancia Primordial de las partes participa de la encantadora magia del  connubio amoroso, el resultado final es la Inefable Unidad del Varona o Elohim, quien llega a tener el gobierno del Poder Luz basado en la integración con el Kristo íntimo, que a la vez, es resultado de la desintegración de las fuerzas tiránicas que el ego había desenvuelto en el infra psiquismo humano.

            Es muy a propósito que María aclara los Misterios relativos a la región de Júpiter, tanto de arriba como de abajo, refiriéndose al Salmo de David (81) cuya cifra kabalística es el Nueve, pues es en el dominio de la Novena Esfera, cómo el Iniciado, tornado en Dios mismo, establece y califica su Divinidad, superando las más insólitas como intrincadas pruebas.  

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